Hay un lugar, un momento, un punto del espaciotiempo. Unas coordenadas. Allí no hay dioses ni demonios. Está marcado con una cruz en el mapa.
Se lo robé en una fiesta a un cantamañanas. El CEO de Amazing Is Not Little Inc. la gran multinacional del autoasesoramiento asimétrico de responsabilidad limitada. Muy limitada.
Al tío le gustaba beber. A menudo practicaba. Y entre los aromas se vanagloriaba, a voz en grito, de poseer la respuesta a la duda de la existencia. Siempre me pareció exagerado. Gracioso. Pero exagerado. Hasta que un día farfulló lo del mapa. Tatuado en el pecho de una amazona que llevaba siempre con él.
Contó una historia oscura, antigua. De faraones llegados del norte. Poseedores de saberes y tecnologías extraordinarios. Se mezclaron con el pueblo en desigual armonía. Se proclamaron soles, estrellas, dioses, luminarias. «Amón-Rás», que significa «Los Que Lucen». Levantaron un imperio y montañas de piedras. Los acabaron echando por unas plagas terribles. Que hubo. Terribles. Se fueron como reinas de hormigueros. Para dominar otras culturas con hilos invisibles e intenciones incomprensibles. Pero malas.
La narración etílica saltó sin pudor un milenio de cosas y enlazó con una epopeya de exiliados minoicos. Piratas de profesión. Una secta de embaucadores y asesinos. Se hacían llamar «Pharos«, o sea, «Los luciérnagas». Los mezcló con diluvios y terremotos planetarios. Caminó entre griegos, romanos y vikingos, hasta llegar a los «Illuminati«. Sí, significa «Los Alumbrados». Que de ahí toda la historia. ¿Que no? Que sí. Fueron ellos los que descubrieron el mapa. Y dedicaron sus vidas a intentar destruirlo.
Ahora, a los mismos herederos de aquellos godos se les conoce como «Electric Light«. EL. Tecnología LED. No, no quiere decir nada. Se dedican al saqueo. Fieles seguidores de su fe. Efectivamente: conspiran contra nosotros por razones inescrutables. Y no buenas.
Pues resulta que tienen un punto flaco, una debilidad, una flojera. Y es esa. Esa cruz en el mapa.