Temo a los que te dicen que van con la verdad por delante

Isla Naufragio

 

Testimonio 

 

Te lo encuentras una tarde cuando sales a pasear, te saluda y tras el protocolo educado te dice, ¿quieres que te diga la verdad?, yo siempre voy con la verdad por delante. De acuerdo, pero, por favor, no, que no me la diga, no necesito saber “su” verdad, que no es “la” verdad, su verdad a mí no me interesa, es más, la temo, seguro que sólo me dará problemas y pesadillas. La verdad es una cosa muy ensalzada, es una maravilla, y todos sabemos que las maravillas producen escalofríos. 

Estos que van con la verdad por delante tienen no sé qué tipo de problemas con los que agreden la tranquilidad ajena como diciendo: ya que sufro yo, sufre tú también. Y esgrimen su verdad y te ponen perdido con sus miserias y lamentaciones. No sé qué buscan con estos vómitos sentimentales. Parece que encuentran dicha en la penitencia y buscan sin decirlo un castigo a sus desarreglos emocionales. 

Hay que distinguir entre la mentira, la medio mentira, la verdad y la verdad a medias. Después está la insinuación, el donde dije digo, el sí pero no, el ya veremos, el ya te lo dije y el ya te llamaré. La verdad por delante es más potente que todas estas, es más agresiva, más imperiosa, más interpelativa y personal a todos los efectos y no busca la ambigüedad sino la materialización de una catástrofe. 

Si has leído hasta aquí tienes premio, y el premio es la solución con desenlace feliz, o semifeliz, según la situación en que te encuentres. Si tienes nociones de boxeo podrá serte muy eficaz. La solución es pelear a la contra-rápida, no dejarlo seguir, contestar a su interrogación-afirmación ¿quieres que te diga la verdad? con otra interrogación que lo descoloque, que lo desoriente, que no sepa qué te iba a decir. Y enseguida salir por piernas. El de la verdad por delante es un hábil fajador y se recupera rápido. Vete, desaparece, que no te encuentre cuando se recobre de tu finta desorientadora.

Y toma medidas, ponlo en tu lista de contactos con su nombre y apellidos y una señal de alarma para que cuando te llame tu móvil lo identifique rápidamente. UaUaUaUaaaa… te avisa la sirena, cuidado, es el de la verdad por delante. UaUaUaUaUaaaa, sigue avisando la sirena, no lo cojas, ni mires el móvil. Aprovechémonos de los nuevos inventos tecnológicos para ponernos a salvo de estos desaprensivos. Desconfía, desconfía siempre, lo que quieren contarte son sus posibilidades, hacerles caso sería una mala idea y una pésima decisión. 

Federico Rampel, hombre común