Puedo elegir entre dos mujeres, ¿a cuál elijo?

Isla Naufragio

 

Señores de Isla Naufragio:

Mi consulta es sobre el libre albedrío. Actualmente me encuentro en una situación muy interesante y puedo elegir entre dos mujeres con las que compartir mi vida. Mejor dicho, no es que yo pueda elegir, me obligan, tengo que decidirme de una vez porque, me dicen, así no puedo seguir. Y me lo dicen las dos. Y con ellas dos, todos los demás que saben la suerte que tengo y me tienen envidia.

Y el problema no está en la elección, que también, sino en que al elegir a una pierdo a la otra. ¿De qué me sirve el libre albedrío si eso comporta pérdida? Y tengo que elegir ya, sin saber cuál de las dos me puede interesar más para mi buen futuro y el de mis hijos venideros. ¿Qué clase de libre albedrío es ese que me obliga a elegir sin tener todos los elementos para poder hacerlo? ¿Y si elijo mal? ¿Quién paga las consecuencias?

He consultado todos los medios a mi alcance y no encuentro la solución. En el colmo del cinismo hay filósofos que me dicen que el libre albedrío es un don y que qué suerte tenemos. Oiga, no, de suerte nada, si me equivoco en la elección seré un desgraciado toda la vida.

Ya sé que las personas no somos objetos predecibles y que no tenemos garantía de buen funcionamiento pero, sabiendo esto, ¿no lo podrían haber hecho más fácil y menos lesivo? Conozco muchos compañeros que deambulan por la vida desorientados, sin piso, sin sueldo, sin mujer y sin hijos por una mala decisión de esta naturaleza, separados, divorciados, estigmatizados de por vida.

Por favor, ruego orientación y ayuda.

Carlos Laplace, analista de bolsa

Respuesta

Querido amigo en el posible naufragio que te espera, Confucio dice que hay cosas que un hombre hará y cosas que un hombre no hará, y esto que parece obvio, al decirlo Confucio adquiere una nueva dimensión y tiene que hacernos reflexionar. Confucio lo dice en el sentido de que este hacer y no hacer no está sólo en el elegir sino en responsabilizarse de la decisión y procurar que esta sea acertada, o sea, tu hacer no termina en el elegir, sino que en el elegir empieza y luego tienes que poner todos los medios a tu alcance para que lo que has elegido sea lo mejor para ti, incluso convenciéndote a ti mismo de que eso es lo mejor aunque no lo sea.

De la misma forma que hemos acudido a Confucio para que nos ilumine también acudimos a la cursilería tradicional para que nos oriente. Los cursis dicen eso de que hay que mantener viva la llama del amor, procurando, con buen sentido, no pasarte y convertirte tú en cursi. Un detalle, una caricia, una palabra adecuada, sin dejar de ser tú, porque algo habrán visto en lo que ahora eres para querer estar contigo.

Y otra cosa, si se te ha pasado por la cabeza elegir a una y seguir con la otra de tapadillo, ni se te ocurra. Es la peor decisión con la que muchos justifican su falta de saber hacer. Es que ya no hay emoción, es que ha cambiado mucho, que no, que no. El molesto latido del corazón te hará pensar en la otra y en muchas otras que pueden venir. Y eso te arruinará. Contente. La vida puede ser hermosa pero es muy frágil.