un mareo circunstancial
las facturas se acumulan
fracturando el cráneo del deseo
la primavera
es una telaraña rugiendo seca
en el arcoiris que quise construir
para hacer de nuestra historia
una bonita canción de amor
pero caigo
por el peso seco
del desequilibrio directo
son baldosas que se hicieron huecas
por deformidad profesional
tantos días huyendo
hundiendo el calendario
en un sofoco
de agua tibia
no me llega la sangre a la escritura
ni a la palabra, ni a la canción
no me quedan intentos
para reivindicarme como parte de un colectivo
las flores que veré, a partir de ahora
son de papel de pagar
han esposado mis muñecas
a un gran código de barras
el deseo escapó
me queda el hueso hueco
una deuda
más grande que el tiempo
y aguantar sin sayo
hasta ver llegar el arsenal sediento
con el que alza su amenaza el verano