Testimonio
Las películas de Navidad son ñoñas, los poemas de Navidad son ñoños, los cuentos de Navidad son ñoños, los relatos de Navidad son ñoños y, si no tengo cuidado, este testimonio también lo será. Ñoñería es el comportamiento pusilánime, cursi, blandengue o gazmoño. ¿Qué ha pasado para que una fiesta pagana basada en las saturnales romanas haya dado lugar a tantas manifestaciones ñoñas?
La Navidad es para los cristianos la fiesta del amor y la familia; por ahí se iba bien. Los cristianos aman, es su religión, correcto, ¿entonces?, ¿por qué este amor se ha convertido en una farsa, una impostura que se da de golpes con la realidad diaria que podemos ver en todas partes?
Germán Sierra habla de parques solitarios “donde las piernas de navaja de las putas se acecinan al aire”. Muy gráfico y muy de cada día. Y las televisiones hablan de desahuciados, de asesinos y de hambrientos. Y eso a cada momento. También en Navidad. En Navidad la desgracia continua. ¿Dónde están el amor y la familia? ¿Dónde se ve el poder de la Navidad, si es que lo tiene? ¿Qué han conseguido las dos mil y pico Navidades que llevamos hasta hoy?
La Navidad propugna la bondad pero es que lo bueno no está bien valorado. El hombre bueno es asociado por la mujer y la sociedad en general con lo ñoño y blandengue, y en las películas la bondad se ve de la misma forma. La Navidad no es interesante, ni enigmática ni atrevida. Si comparas la Nochebuena con la Nochevieja en la primera encuentras rutina edulcorada y en la segunda promesas maravillosas que se pueden hacer realidad. ¿Qué se puede decir de la Navidad que no dé repelús?
Si hay mucho que repartir, todo el mundo parece generoso, Papá Noel y otras zarandajas; mentira, todo mentira, hacen como que van a repartir y hacen como que son generosos, dádivas, limosnas compartidas mutuamente: yo te doy si tú me das, y te vas con tu falso regalo que no te sirve para nada.
«No hay que sufrir por lo que no puede ser». Esa es la primera lección de la termodinámica de la vida. Confórmate. La vida te da todo y ese todo no es suficiente porque todo lo que te da es todo lo que te puede dar. Sonrisas blandas, falsos abrazos, qué bien se te ve, qué fiesta tan bonita, come un poco más. Eso, come, come un poco más.
Francisco de Paula y Romero de Tejada, pesebrista desencantado
(No he dicho nada de los pesebres pero es más de lo mismo. Cada año igual. Ya estoy cansado de tanta figurita.)