Erguidas junto al horno en alcobas de hueso, las palabras, cual urnas, surgían del fuego.
Seamus Heaney
Diles que se vayan, no quiero verlas.
Siento el vórtice
el vórtice, el vórtice.
(ex-escritora en sesión de hipnosis auto-inducida)
Las palabras se materializan
fugaces como beso de iguana
es necesario el genocidio
del párrafo en arte órfico
como el caligrama
en el vertedero
del cuerpo dormido.
¿Orfidal o misterio erótico?
(congreso de pescadores en estribor)
Nacerte y asesinarte
¡Oh, poema!
en ambos sentidos.
En busca del verso ebrio
salivoso
termítico
destructivo.
(Alicia -en sus aventuras subterráneas- leyendo
Hamlet y bebiendo mezcal)
Nacida para escribir
(esquela graffiteada en la tumba de una
escritora kamikaze bielorrusa)
El huesero, mensajero del delirio
taladra mi tercer ojo
con zapatos ortopédicos.
(canta la mujer de la limpieza
en un gabinete de abogados)
El vértigo hecho hígado
arranca las máscaras.
Sarcófago de penumbras
o de escollos.
Decir lo que nunca
me atreví a confesar.
(Tomás de Aquino y San Agustín dialogan
puestos de opio
en el colchón sucio de la habitación 305)
La oscura revienta cráneos
se presenta desventrada
y sin bragas.
Ni paciente ni ególatra.
Medias de rejilla en la
garganta…
La catástrofe a medio hacer
flota en la bañera.
Sarco-poema.
(Frida Kahlo cuando sueña)
Mi vecino del 7º 1º
impúber in púribus
medio cuerpo fuera de la ventana
chilla, grita, babea:
Malnacidos los aniquila sueños,
los portadores de pánico en tetrabricks
maldigo al embaucador
que me vendió este cerebro.
Maldigo al instigador del delirio metamórfico
albacea de la angustia
mecenas de serotonina en sonda nasogástrica.
Timo en el pacto fáustico
¿Me oís?
El vuelo es siempre el del ángel caído.
Escribir a oscuras
es como jugar a suicidarse sin venas
la sangre invisible no correrá
por los cortes ni por los canales
de la vieja Gamla Stan.
Desarbolada bajo la ceiba punzante
imploro a los tiempos venideros:
Que todo fluya en ascenso.
Rumbo a los cuatro elementos
Rumbo al agua y a la tierra y el fuego y el aire.