La edad de la mirada

Sin timón y en el delirio

Aber bin ich noch vollständig genug?

                                                          Hab’ ich noch alle beisammen?

Einstürzende Neubauten


¿alguien me puede decir

la edad de la mirada?

encontrar el lugar allí,

allí donde trabajan las enredaderas

que saben explorar, florecer y sobrevivir

existir es ser un relámpago

en dos tiempos:

el ahora y el fin

la X marca el lugar, solo que no

el reto no es echar cohetes

hacia arriba y hacia fuera,

sino hacia dentro

y hacia más adentro,

no desperdiciar ni un paisaje

la piedad de las piedras,

reflejo de algo más grande,

pensar que es más fértil

todo este mi territorio imaginario

que tanto lugar de palabra y físico cojo

ser sin explicaciones,

rompiendo el aire, siendo viento y poco más,

apoyando los codos en el mármol

pisando levemente el prado que asciende,

estudiando los milenios

y saboreando mi finitud

París no significa nada,

Berlín no significa nada,

si no has soñado, si no has vivido, si no has sido

seamos honestos sobre la alegría y lo oscuro,

el infinito disminuido

y así, alargar la mano,

frotarle lentamente la nuca al destino,

que no tiene piel, pero siente

después de tener

treinta y tres tríos de blues en la mirada,

acompañar con la mano

todo lo que baila,

todo lo que eleva,

todo lo que hace surgir

dibujar un autorretrato

y hacerte anti-vudú a ti mismo,

sembrando el ascenso,

recogiendo los pasos

que dieron los ancestros

nudillos de plata en el aire

¿todo esto es desconcertante para ti?

pues es reconfortante para mí

no hay partitura para esto:

caen las rosas secas

y algo vive


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