
Cargo a la espalda una persiana de horizonte.
Una espiral hacia el cobijo.
Vuelta
y vuelta
y vuelta,
hasta el mismo medio siempre.
Desde ese dentro tan céntrico
estiro, en todos los sentidos, las falanges
y me retraigo del sendero recorrido.
Un alargarse y encogerse tan lento
que no alcanza ni abandona.
Labro rastros como espejos.
Legajos de una humedad luminiscente.
El sol que los aluza es el mismo que los quiebra.
Hay belleza en el camino hacia lo inútil.
Del poemario Papel de lija. Ed. Tremendes, 2022