Fin de temporada

Pesca de arrastre

 

Pensó Sergio Pérez que nunca llegaría ese momento: el de poder salir de casa, coger un tren y dejar atrás los días de confinamiento y privaciones. Ahora por fin era relativamente libre. Podía viajar a otros lugares, despejarse un poco, ver a los amigos… Tenía todo el verano por delante. Hasta septiembre.

Subió al tren. Tomó asiento junto a la ventanilla. Al principio no había más pasajeros en su departamento. Cuando se inició con lentitud la marcha, un hombre de traje oscuro y sombrero llegó corriendo por el andén y logró subirse en el último momento. Se sentó enfrente de él. Se le quedó mirando fijamente. Aquello le incomodó mucho. Luego, sin apartar su mirada, le dijo muy serio:

—¿Sabe usted si en la cafetería habrá Vichy Catalán?

—Pues no lo sé. Vaya y pregunte.

Pensó Sergio que aquel tipo le sonaba de algo, su sombrero, su porte elegante, su bigote con las guías hacia arriba… En alguna parte había visto esa cara pero no lograba recordar dónde.

Al poco dejaron de mirarse y el silencio se hizo dueño del compartimento.

Luego el tren hizo una parada. Enseguida reanudó la marcha. Poco a poco fue cogiendo velocidad. El traqueteo resonaba dentro del vagón con un ritmo frenético y machacón. 

El tipo del sombrero había desaparecido. Seguro que se había bajado en la parada anterior o quizás andaba por la cafetería tomándose un agua mineral.

El caso es que la cara y el porte de aquel sujeto le sonaban mucho. De pronto cayó en la cuenta de que guardaba un gran parecido con un señor que aparecía en un dibujo de Sequeiros que había visto en alguna parte. 

El tren fue ganando velocidad y enfiló la entrada de un túnel. 

Luego descarriló. 

Menos mal que antes de irse de vacaciones, tomó Sergio la precaución de enviar al editor Nicanor una buena cantidad de textos para la siguiente temporada de La Charca Literaria. Ya se lo había advertido este la semana anterior: 

—Antes del verano tenemos que llenar la despensa por lo que pudiera pasar. Envíame todos los trabajos que puedas. ¡Que no nos pille el tren!