
Los surcos de las estatuas
transpiran
pesadillas sordas
y en el tamborilear de la memoria
un latido
recorre las cenizas desterradas
de la casa tomada.
Devorar
desde la añoranza
las costras de aquellas heridas.
Y acusar a las termitas
por teñir la nieve
con un desamor ya tan antiguo.
(Collage: ©Sol Salama)