En este afán obsesivo por llegarte al corazón,
he vuelto a pasar la noche diluyéndome.
He licuado huesos y músculos para que, en forma líquida,
algo mío pueda ser absorbido por tu piel.
Tanto esfuerzo en desmaterializarme
me ha dejado el cuerpo hecho llaga.
Duele la vuelta a la solidez.
Al final, nada mío ha quedado en ti.
Y de mí, solo ha conseguido salir huyendo una lágrima,
pequeña, escondida entre las gotas de la ducha:
la pena líquida de borrar de mí tu aroma.
Ilustración: Susana Blasco. Clica sobre la imagen para ver la animación!