La idea es coger todas las grandes obras de la literatura universal y transcribirlas palabra por palabra, punto por punto, coma por coma, sólo que añadiendo “ja ja ja” al final de cada frase, al final de cada línea de diálogo. De pronto todas esas grandes obras de la literatura universal ya no se te caen de las manos. De pronto todas esas grandes obras de la literatura universal han cobrado un nuevo interés. Releed y ved cómo con esta modificación tan simple todos esos dramas y todas esas tesis y todas esas vivencias se convierten no exactamente en comedias, chistes y anécdotas, sino en algo mucho más complejo, en algo totalmente distinto. Narradores dementes patinando a perpetuidad sobre su propia risa floja. Conversaciones lisérgicas, reflexiones alucinadas. Hipótesis que, tras deslumbrarnos con su lucidez, explotan en una carcajada catapultándonos de vuelta a la oscuridad. Confesiones que se bucean en lo más íntimo para emerger a la superficialidad de un cachondeo burbujeante de baba y moco. Paraplejia, infidelidades, cáncer y entonces ja ja ja. Inseguridades, fracasos, frustraciones y entonces ja ja ja.
El efecto es cómico pero al mismo tiempo trágico y también terrorífico, porque se escucha mucha risa pero se huele el miedo, se transparenta el mosqueo, se paladea la bilis. La fina membrana de la solemnidad se rompe y por la brecha brota a borbotones una substancia grosera y negra que todo lo corroe. Decrepitud, desamparo, agonía y entonces ja ja ja.
La risa no ya como válvula de escape, sino como compuerta de entrada a un universo donde la enfermedad es risible y el desamor es risible y la muerte lo más risible de todo. Un universo en el que el nihilismo campa a sus anchas y una idiotez alegre y siniestra se extiende por los cuatro puntos cardinales hasta abarcar el planeta entero. Un universo donde hay angustia en cada sarcasmo y dolor en cada ironía, pero en el que siete mil millones de idiotas lloran de risa embriagados por sus propios egos de sol a sol. Un universo en el que la existencia es un vacío absoluto y, a la vez, un escenario pintado con colorines muy vivos. Un universo en el que las palabras han perdido su significado, en el que la comunicación se ha convertido en un espectáculo grotesco. El universo de la televisión, el universo de las películas, el universo de las redes sociales. Nuestro universo.
La idea, iba diciendo, es volver a poner en valor las grandes obras de la literatura universal, reciclar todos esos anacronismos encuadernados. Transcribirlos en versiones más aptas para nuestro siglo, mejor sintonizadas con nuestras psiques. Resintonizar con grandes obras de la literatura universal es así de fácil, y también tremendamente necesario. Porque el presente es la suma total del pasado, ja ja ja. Porque cuanto más atrás consigas mirar, más adelante verás, ja ja ja. Pero eh, que siempre es mejor viajar bien cargadito de esperanza que llegar, ¿o qué?, ja ja ja.