El fuego que lega Prometeo (soneto)

Ultramarinos y coloniales

 

 

Me aterra el alba, porque me hace reo
de un pesar que se asoma a mi ventana
disfrazado de luz, por la mañana,
cuando es sombra, es penumbra, es bisbiseo

que me habla quedo, es ansia, es un deseo
de proclamar a golpe de campana
el gran amor que dé en la misma diana
como fuego que lega Prometeo.

Dar abrazo y cobijo al refugiado
que, huyendo del horror de cada guerra,
abandona entre lágrimas su tierra

con su alma herida y el cuerpo desgarrado.
Me niego a navegar por estos mares
de cieno, de dolor, y de pesares.


Fotografía de Jaluján.