El día del trabajo no deseado

Isla Naufragio

Escrito institucional

Ja, ja, nuestro editor de La Charca Literaria nos invita —incita dice él— a que escribamos un texto sobre el día del trabajo, el día de la madre o el mes de María. Nosotros hemos decidido la primera opción porque puede permitirnos hablar mal del trabajo y no recomendar su uso, el del trabajo, por ser generalmente aburrido, penoso y mal pagado. Pero ¿cómo vamos a escribir (que es trabajar) recomendando no trabajar?

Tenemos que decir que la idea inicial de este escrito nos ha venido así, de pronto, no nos ha costado trabajo, o sea que vamos bien, pero la idea por sí sola no lo es todo; una idea no es un relato, hemos de hacer algo más para que el editor autorice su publicación, pero que a nosotros no nos cueste mucho. Recurramos a los clásicos. Los clásicos nos pueden ayudar de muchas formas.

Reproducimos:

Ninguno ha de usar coitu, quando estuviere famelico, ni tampoco quando estuviere muy repleto de vino o de cibo, ni quando salliere del baño, ni quando houiere gomitado, o tuuiere camaras, ni despues de sangrado, ni despues de gran trabajo. Si alguno huuiere usado el coitu guardese de sangrarse, ni de hazer grande exercicio, ni de sudar en el baño, y use de manjares que augmete la virtud y simiente, así como hyemas de hueuos, hygados de Gallina, algun pisto, alguna perdiz nueua, buen vino grueso y dulce o otro vino añejo bueno, o otras cosas semejantes, e trayga consigo cosas que huelan bien, e arogmaticas, y duerma lo que pudiere.

Y ahí va otra reproducción:

Iba Fortunata despacio por la calle de Santa Engracia y se detuvo un instante en una tienda a comprar dátiles, que le gustaban mucho. Siguiendo luego su vagabundo camino, saboreaba el placer íntimo de la libertad, de estar sola y suelta siquiera poco tiempo. La idea de poder ir a donde gustase la excitaba, haciendo circular su sangre con más viveza. Tradújose esta disposición de ánimo en un sentimiento filantrópico, pues toda la calderilla que tenía la iba dando a los pobres que encontraba, que no eran pocos… Y anda que andarás, vino a hacerse la consideración de que no sentía malditas ganas de meterse en casa. ¿Qué iba a hacer en su casa? Nada. Conveníale sacudirse, tomar el aire. Bastante esclavitud había tenido dentro de las Micaelas. ¡Qué gusto poder coger de punta a punta una calle tan larga como la de Santa Engracia! El principal goce del paseo era ir solita, libre. Ni Maxi, ni doña Lupe, ni Patricia, ni nadie podían contarle los pasos, ni vigilarla, ni detenerla. Se hubiera ido así… sabe Dios hasta dónde. Miraba todo con la curiosidad alborozada que las cosas más insignificantes inspiran a la persona salida de un largo cautiverio. Su pensamiento se gallardeaba en aquella dulce libertad, recreándose con sus propias ideas. ¡Qué bonita, verbigracia, era la vida sin cuidados, al lado de personas que la quieran a una y a quien una quiere!…

Y la tercera:

YERMA.-Juan, ¿me oyes? Juan.

JUAN.-Voy.

YERMA.-Ya es la hora.

JUAN.- ¿Pasaron las yuntas?

YERMA.-Ya pasaron.

JUAN.-Hasta luego. (Va a salir.)

YERMA.-¿No tomas un vaso de leche?

JUAN.- ¿Para qué?

YERMA.-Trabajas mucho y no tienes tú cuerpo para resistir los trabajos.

JUAN.- Cuando los hombres se quedan enjutos se ponen fuertes como el acero.

YERMA.- Pero tú no. Cuando nos casamos eras otro. Ahora tienes la cara blanca como si no te diera en ella el sol. A mí me gustaría que fueras al río y nadaras y que te subieras al tejado cuando la lluvia cala nuestra vivienda. Veinticuatro meses llevamos casados, y tú cada vez más triste, más enjuto, como si crecieras al revés.

Así que ya ven, hemos empezado con un ja, ja, para que la gente tenga curiosidad y se pregunte “¿de qué se ríe?” y, al menos, empiece a leer, que eso es difícil, provocar el interés y las ganas de seguir leyendo. Y para terminar, y como estamos en plan clásico, acabaremos con una referencia poética que creemos adecuada al momento y la ocasión:

Un relato nos manda hacer Pere,

varios párrafos dicen que es relato,

comprobad si aquí eso es cierto

y si es así, esto ya está hecho.

COMITÉ DE REDACCIÓN DE ISLA NAUFRAGIO