He meditado a menudo sobre la muerte y encuentro que es el menor de todos los males.
Francis Bacon
Sin nombre, sólo número: el XIII. El Tarot de Marsella la representa como un esqueleto revestido con piel sonrosada con una guadaña en las manos. Siendo este el número de los comensales de la Última Cena, escenario de los misterios más profundos del cristianismo, era fuente de superstición en la Edad Media donde se pensaba que cuando se reunían trece personas una estaba destinada ineludiblemente al deceso. Aunque ya en Diodoro Siculo, contemporáneo de Augusto, se encontraba referencia a este carácter amenazador de la cifra citada, muy probablemente procede de fuentes persas, donde el zoroastrismo la consideraba nefasta.
Este treceavo enigma del Tarot, unidad que supera el ciclo del dodecanario, del cual el Zodiaco es imagen universal y a la que los romanos y griegos personificaban como hija de la Noche y hermana del Sueño, implica la forma más prístina quizás de renacimiento. Cirlot recalca como, del mismo modo que Saturno poda los árboles, para mejor rejuvenecerlos, Shiva transforma la multiplicidad de los seres destruyendo sus formas para mejor preservar su esencia.
En el Tarot de Toth, elaborado a cuatro manos y dos cabezas, por Frieda Harris y Aleister Crowley, se incide en determinados matices que amplían el ámbito de la visión clásica. Citando a Lon Milo Duquette: “Esta Muerte es flexible y vivaz. Lleva la corona de Osiris y danza alocadamente en lo más profundo del océano, en lugar de trocear seres vivientes suscita con los movimientos de su guadaña burbujas de vida nueva surgidas de un sedimento sólo aparentemente muerto o en decadencia. Como señalaba Crowley: la fórmula de la vida continua es la muerte, la putrefacción. En verdad la Muerte es el poder divino creativo originario y de naturaleza masculina”.
Arcano asociado con la letra hebrea Nun, con el signo astrológico del Escorpión (con Leo el “más fuerte” del Zodiaco) y el planeta Marte. En la bella lámina de Frieda Harris percibimos las tres fases de la energía, de lo más bajo a lo más elevado, aquí nos encontramos con el escorpión, la serpiente y el águila. Citando de nuevo a Cirlot: una red, como la del gladiador y la de los dioses uranianos aparece también en esta versión como atributo, recordándonos al inesquivable y divino Horacio. Los Dioses Mayores de los que hablaba Lovecraft y de los cuales Varuna es representante calificado. Nun: la letra hebrea que significa “pez”; la carta representa la putrefacción, una de las fases alquímicas finales que desarrolla el periplo del huevo órfico que hizo su aparición en el Arcano primero, el Mago. Recordar que estamos hablando del Tarot de Toth.
Veamos qué nos comenta el Maestro Therion: «En esta lamina el simbolismo del pez es el más destacado. El Pez y la Serpiente son los dos objetos de veneración más privilegiados por los cultos que se centran en doctrinas de reencarnación o resurrección; de este modo tenemos en Asia occidental a los dioses-pez: Oannes y Dagon. Esto ocurre en muchos lugares del globo terráqueo, incluso en el cristianismo Cristo es representado como pez».
La Muerte es la más bella y hábil de las contorsionistas.