Acepté el primer precio por mi alma
y después regalé todos los billetes.
Guardé solo calderilla: pan y lápiz.
Pero se hizo duro el pan
y fueron leves las palabras.
Hoy ha vuelto a verme el mercader:
que mi alma la devuelve, no la quiere
que le enfría los calderos del infierno.
Cuídate de pasear el día que yo me muera:
caerán carámbanos del cielo.
Collage de la colección Antihéroes de Susana Blasco