Como tela de araña
se va tejiendo el tiempo,
dibujando el camino prendido de una hebra.
Efímera, la vida,
se columpia en sus cuerdas.
Comprueba que los nudos, amarrados con fuerza,
resistirán al viento
cuando llegue la noche.
Espiral de sonrisas, de lágrimas y furia,
que unas veces fue amor
y otras, herida.
Agotado su espacio, refuerza la malla
que al menos por un tiempo,
engañará al olvido.
En los huecos cercanos
contempla otras dos telas, atadas con firmeza;
ve cumplido su ciclo y sin querer, se apena.
Está pronto el momento en que las pinzas negras
cortarán el hilo del que pende
y sin voz, se emociona.
Quedará en un rincón, cubierta por el polvo
y al bañarla el rocío
brillará en las pupilas de quienes la recuerden.