Le di nombre a la sombra y desapareció de mi lado.
Me susurraron un secreto y dejó de serlo al instante.
Acaricié mi sexo con delicadeza y respondió con dureza.
Golpearon mi cabeza con rigor y vomité palabras deshilvanadas.
Me revolví frente a las ofensas y me avergoncé cuando las entendí.
Exclamaron insensateces en la plaza y fue entonces cuando me uní a ellos.
Me caí al acelerarme para llegar allí y en el suelo sentí que ya estaba aquí.
Expresé mis angustias apretándome las tripas
y una corriente de alivio se fundió con mis aires exhalados.